En ocasiones, la vida es como una montaña rusa. Sube y baja, gira en círculos y sale disparada en la curva. Y, entonces, qué reconfortante resulta saber dónde irás a parar: A los brazos de una persona de la que jamás quieres volver a separarte.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias coma de terceiros, para mellorar a súa experiencia de navegación. Se continúa navegando, consideramos que acepta o seu uso.Máis información