Hacia ya muchos días que la Reina no podía conciliar el sueño. Todos sus súbditos estaban inquietos, molestos y agotados, ya que debían permanecer al servicio de su majestad día y noche.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias coma de terceiros, para mellorar a súa experiencia de navegación. Se continúa navegando, consideramos que acepta o seu uso.Máis información